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Where 2.0: localizar objetos y personas

 


FRANCIS PISANI
 
EL PAÍS - 07-09-2006
LA GEOWEB ES un de los sectores de crecimiento más rápido de Internet, según se vio en la conferencia Where 2.0, celebrada en Silicon Valley. Las decenas de programas y técnicas mostradas se reparten en dos grandes categorías: las representaciones gráficas del mundo real y las técnicas de localización de objetos y personas. Éstas son a la vez más prometedoras económicamente y están menos desarrolladas que los mapas.

Localizar objetos en tiempo real es indispensable para la logística de la era de la globalización. Hoy día, la técnica descansa en los códigos de barras. Requieren que la etiqueta sea escaneada con cierta frecuencia. El futuro está en las etiquetas emisoras (RFID) cuyo recorrido es seguido automáticamente cada vez que pasan cerca de una antena capaz de registrar el movimiento y transmitirlo. Acceder en tiempo real a esa información mejora la eficacia de la logística y reduce sus costes, reducción que desempeña un papel determinante en el dinamismo económico de un país.

La localización de las personas se logra primero gracias a los aparatos que emplean: los PC usan direcciones IP o punto de acceso Wi-Fi; los teléfonos móviles, las antenas; los localizadores con GPS son frecuentes. Hasta Bluetooth sirve para detectar la posición de individuos en una sala (servicio ofrecido por Imity.com).

La gran atracción comercial de la localización es que permite bombardear con publicidad local a medida (restaurantes chinos del barrio, por ejemplo). Pero da errores porque la precisión no es suficiente. Durante la conferencia se hizo una prueba de Loki, un software que localiza por la dirección IP. El programa concluyó que estábamos en Toronto en lugar de San José: las computadoras del hotel en el que tuvo lugar la conferencia están registradas en Canadá.

Mike Liebhold, investigador del Instituto para el Futuro de Palo Alto, atribuye el retraso de la localización a lo que califica de "obstáculos estructurales". "Mi móvil sabe dónde estoy, pero la empresa se niega a darme la información. Espera poder vendérmela algún día muy cara", dice.

La variedad de las técnicas de localización complica el panorama. Cada una (antena de telefonía móvil, GPS, Wi-FI o Bluetooth) funciona bajo ciertas circunstancias físicas. Placelab, software desarrollado por Intel y la Universidad de Washington, integra informaciones de varias tecnologías, pero no es suficiente.

Los datos de latitud y longitud universalmente usados no son suficientes para la transmisión digital. Google, MSN y Yahoo tienen su propio sistema de codificación y no tienen prisa (en particular la primera) en buscar un protocolo estandarizado. El problema, según Liebhold "es que la búsqueda y la indexación no son posibles". Menciona, como muchos durante la conferencia, el acuerdo en torno a GeoRSS, una tecnología sencilla que podría ser aceptada como estándar "por la comunidad de los cartógrafos, antes que las empresas de la web". Último punto, según Liebhold: no se sabe lo que la gente hará con dichas informaciones geográficas. "Hay mucha inversión en la tecnología, pero pocos estudios de uso".

Tampoco podemos olvidar la desconfianza que genera la localización. Corresponde al miedo de una sociedad en la que ya no habría más secreto ni vida privada. "Lo que juega aquí no es el miedo de hoy, sino el miedo latente de la posible participación de gente perversa en gobiernos futuros", afirma Liebhold.

Lo más curioso podría ser que el mismo potencial económico de las tecnologías de localización frenase su desarrollo. Hay mucha esperanza en el potencial de la publicidad local, pero "no son muchos los que construyen sus vidas alrededor del shopping", escribieron los organizadores de la conferencia en un documento publicado poco antes de su inicio. Agregaban: "En el pasado el dinero tendió hacia servicios lejos de lo útil, hacia lo comercial".

 

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