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(H.C.N.) Hoy Centrales Nucleares

(H.C.N.) Hoy Centrales Nucleares

Lo que nos espera para los próximos 10 años....

Finlandia abre la veda nuclear

 

El temor europeo al cambio climático impulsa la construcción de una central atómica

ANA CARBAJOSA - Rauma

Publicado en El PAIS, martes, 6 de febrero de 2007

Una espesa capa de nieve lo cubre todo, incluso el mar, que se confunde con la tierra. Sólo un pequeño puente da fe de que se trata de una isla, la que alberga la todavía embrionaria Olkiluoto3, la primera central nuclear concebida en Europa tras la explosión de Chernóbil en 1986. El miedo a los efectos catastróficos del cambio climático y la ansiada independencia de países como Rusia, poco fiables en su papel de suministradores energéticos han abierto de par en par la puerta a la opción nuclear, sepultada durante años.

Un mar de grúas da forma al caparazón del reactor de última generación y a un cementerio nuclear permanente a medio kilómetro de profundidad, único en el mundo, que guardará los residuos altamente radiactivos de toda Finlandia. Políticos y ciudadanos lo han acogido con los brazos abiertos. Paradójicamente ha sido la potente preocupación ambiental de los finlandeses, que ven en el uranio la única fuente de energía libre de emisiones de CO2, la que ha permitido que los deseos de la industria, que será copropietaria de la central, se hagan realidad. Tienen también los finlandeses fe ciega en los adelantos tecnológicos del reactor, según sus creadores, mucho más seguro y preparado incluso para resistir impactos de aviones como los del 11-S.

"El 90% de los finlandeses reconoce que el cambio climático es una realidad y nos piden respuestas a los políticos. Las metas que fija la Unión Europea de reducción de CO2, junto a la opinión de los ciudadanos y el clima político reinante, hace que sea el momento propicio para optar por las nucleares. Los grandes partidos finlandeses apoyaremos en breve la construcción de otra central más, la sexta", indica el ex ministro de Asuntos Europeos Jari Vilén. Este diputado del opositor partido conservador acaba de volver de Rusia, y tras entrevistarse con políticos del Kremlin dice estar sorprendido por su actitud. "Tienen claro que Europa depende de su energía y no van a acceder a abrir su mercado con las condiciones que quieren los europeos, no habrá una carta de energía con Rusia en varios años", asegura.

Olkiluoto3 es sólo el pistoletazo de salida en una Europa, consciente de su creciente voracidad energética y deseosa de reducir la dependencia del Kremlin -el 40% de las importaciones de gas y el 25% de las de petróleo de la UE proceden de Rusia-, y con el cambio climático como telón de fondo. Después de Finlandia, vendrá Francia con otra central en construcción. Lituania, Holanda, Polonia, Suecia, República Checa, Reino Unido, Eslovaquia, Rumania y Bulgaria ya han reabierto el debate nuclear, lo que en breve les conducirá a levantar nuevas centrales o a prolongar la vida de las existentes.

Oficialmente, Bruselas no impulsa la resurrección nuclear y deja la decisión en manos de los Estados miembros. Pero es un secreto a voces que el Ejecutivo comunitario cree que la competitividad de la UE depende en gran medida de un cóctel de fuentes de energía que incluye la nuclear. "Teniendo en cuenta que el tiempo que se necesita para construir una central ronda los 10 años, hace falta tomar decisiones ahora si se pretende construir nuevas centrales, si se quiere mantener la actual capacidad de producción", dejó hace poco escrito Bruselas en uno de los documentos de la estrategia energética comunitaria. Fuera de la UE, Japón, Corea del Sur, China, India, Rusia y EE UU también tienen planes nucleares a la vista.

Mientras, la construcción de Olkiluoto3 y del primer cementerio nuclear permanente sigue su curso a pesar del gélido invierno que tiñe de blanco Finlandia. Ingenieros y obreros de 30 países tratan de ganar tiempo, después de que el proyecto haya sufrido un retraso de cerca de dos años, que impedirá que la central eche a andar antes de 2011 y que ha provocado pérdidas multimillonarias a la empresa contratista, la franco-alemana Areva. El incumplimiento de los plazos, causado por numerosos problemas técnicos y la falta de personal cualificado, llena estos días los titulares de la prensa finlandesa.

Philippe Knoche es el director del proyecto de Olkiluoto3 y ha acudido a la conferencia de prensa que cada mes se celebra en la central. Le toca explicar por qué el proyecto no marcha todo lo bien que debiera. Más tarde, en conversación con este diario, reconoce que los plazos que se fijaron inicialmente eran "demasiado ambiciosos" y explica las características del proyecto: un reactor de agua ligera a presión tipo EPR con una potencia eléctrica de 1.600 megavatios, "una evolución, no una revolución" comparado con modelos como Vandellós II o Trillo en España. Sin embargo, las mejoras no son comparables con las que tendrán los reactores de Generación IV, todavía en fase de I+D.

La novedad en Olkiluoto3 consiste en que han multiplicado los sistemas de seguridad, de forma "redundante y autónoma". Es decir, que si en caso de accidente falla uno, se pondría en marcha el siguiente y así sucesivamente. Otra de las innovaciones del diseño es que han recubierto las estructuras con hormigón pesado, capaz de soportar la colisión de un avión de pasajeros o militar.

La seguridad reforzada del diseño podría verse minada, sin embargo, por la propia ejecución del proyecto, como denuncian no sólo los ecologistas, sino también Stuck, el organismo del Gobierno finlandés encargado de velar por la seguridad de la central, que ha detectado importantes deficiencias, aunque piensan que van camino de resolverse. "No han cumplido nuestros requerimientos y van a tener que rehacer algunas piezas, pero es sólo cuestión de tiempo", indica Petteri Tiippana, responsable de la supervisión del proyecto en Stuck. Pero sí le preocupa la interminable cadena de subcontrataciones y la deslocalización excesiva de la fabricación y ensamblaje de los componentes. Francia, Japón, Alemania, Polonia o India son algunos de los 27 países en que se fabrican las piezas. "Cuanto más corta sea la cadena de subcontratación y menos subcontratistas haya, mejor será para la seguridad", reconoce Tiippana, en la sala de emergencias, forrada de mapas y botones, y desde la que se controlará la respuesta de policías, bomberos y técnicos en caso de accidente nuclear.

Los habitantes de Rauma, la población que acaba a un kilómetro largo de Olkiluoto, no temen un accidente ni piensan en los peligros de la subcontratación. Lejos de haberse encadenado a las puertas de la central, piensan que será beneficiosa para el medio ambiente. "Ya hay dos centrales funcionando en la isla. No me preocupa que haya una tercera. El planeta se está calentando y alguien tiene que hacer algo", se resigna a sus 43 años Sirpa, una camarera. Como ella, Juli Areila, maestra, asume con naturalidad la vida junto a la central. "Todos los cursos del colegio van de excursión a Olkiluoto. A mi hijo le toca la semana que viene. Los adultos también vamos. Es gratis y además nos dan café", cuenta esta mujer de 40 años, que se ganó sus primeros sueldos limpiando los cristales de Olkiluoto1 y 2, que funcionan desde principios de los años ochenta.

Tomy Suvanto, teniente alcalde de Rauma, explica que eligieron su ciudad, de 37.000 habitantes, porque las papeleras de la zona consumen mucha energía y porque "como ha habido dos centrales en los últimos 30 años, estamos muy acostumbrados a vivir con ellas". Tanto que, según cuenta, las cabañas de verano instaladas junto al mar, al pie de la central, se venden en el mercado al mismo precio que las que distan decenas de kilómetros. Además, no oculta su satisfacción por la fuente de ingresos que suponen los trabajadores extranjeros que han desembarcado en masa. Hasta han montado su propia escuela francesa.

Como los habitantes de Rauma, la mayoría de los finlandeses confía en la seguridad de las centrales. Según el Eurobarómetro de 2005, el 58% de ellos dijo estar a favor de la energía nuclear, una cifra muy elevada comparada con el apoyo del 16% de los españoles ese mismo año. Desde que en 2002 el Parlamento de Finlandia diera el visto bueno al reactor ahora en construcción, la población lo ha asumido como un proyecto nacional. Los empresarios, impulsores y copropietarios a través del consorcio TVO del proyecto, han visto cumplido su sueño después de años de intenso lobby. "En este país hace mucho frío y se gasta mucha calefacción. La industria papelera [uno de los motores de la economía finlandesa] tiene muchas necesidades energéticas. Además, los empresarios no pueden permitirse pagar la electricidad a un precio cada vez más alto", sostiene Jouni Punnonen, experto en energía de la patronal.

A pesar de que Finlandia es el cuarto país con la electricidad más barata de la UE, Punnonen se queja de que los empresarios de su país no podrán competir con los chinos o con los de EE UU si tienen que estar sujetos al comercio de emisiones de CO2, con el que Bruselas pretende dar cumplimiento a los objetivos del Protocolo de Kioto. En virtud de este mecanismo, los Gobiernos europeos otorgan a la industria créditos para emitir una cierta cantidad de gases contaminantes, y si se exceden tienen que pagar la diferencia. La energía nuclear, que no produce dióxido de carbono, no está sujeta al comercio de emisiones.

En realidad, a la industria le sale casi lo comido por lo servido, porque el Gobierno finlandés, como muchos otros europeos, ha otorgado casi tantos derechos de emisión como precisan los empresarios. Aun así, Punnonen sostiene que el comercio de emisiones ha encarecido la electricidad de la que se nutren entre otras las papeleras, y que si los industriales, como está previsto, chupan la corriente directamente desde la central, se evitarán el filtro ambiental y pagarán menos por la energía. Este experto dice que lo que es bueno para los empresarios es bueno para el Estado.

Pero los ecologistas sostienen que también al Estado finlandés le va a salir cara la central, y en concreto el retraso que acumula el proyecto. "Al Gobierno le va a costar unos 300 millones de euros en créditos de emisión que no tenían previstos para los dos años de demora y en los que habrá que ir a buscar la energía a otra parte", explica el encargado de los temas de energía de Greenpeace en Finlandia, Lauri Myllyvirta. La organización, que intentó sin éxito parar el proyecto, lamenta ahora que "los titulares catastrofistas de la prensa" sobre las consecuencias del cambio climático hayan abonado el terreno para los defensores de la opción nuclear. "A los políticos les resulta mucho más fácil convencer a la gente de que un reactor es seguro que de intentar que la gente use menos el coche o cambie su modelo de vida".

Olkiluoto3 supone una salida en una Europa deseosa de reducir la dependencia de Rusia.

El 58% de los finlandeses confía en la seguridad de las plantas atómicas

 

1 comentario

adrianpompilius@yahoo.es -

Los resursos de carbon y petroleo sont limitados para solo 20 anos mas 2030 y sagapo, solamente la posibilidad de obtener de la cereales que inplica una suvida de precio la cereales de 4 vese y las litros de gasolil y derivados de 4 vese por lo menos en fin una vida de dos veses mas cara. La energia nuclear no cambie el consumo de petroleo pero tarda or extinde tiempo de la 20 anos la maximo 40 anos solamente en que se abre mas de 40 centralas por ano, en el mundo y buscar una solucion para la cementerios de residos radioactive que en 40 anos pode ser 1% de la supericia de Terra.

El miedo a los efectos catastróficos del cambio climático y la ansiada independencia de países como Rusia, poco fiables en su papel de suministradores energéticos han abierto de par en par la puerta a la opción nuclear, sepultada durante años.