¡A relajarse!

Ahora que estamos en verano vamos a recordar cómo relajarse. En realidad, puedes relajarte casi en cualquier situación. Basta con proponértelo y respirar profundamente, para eliminar la tensión. siempre que te sientas tenso, inspira dejando que tu abdomen se dilate suavemente y espira tan despacio como te sea posible, haciendo que el abdomen se contraiga al tiempo que notas como la tensión sale de tu cuerpo.

Vamos a empezar. Túmbate de espaldas con los brazos extendidos a los costados, las palmas de las manos hacia abajo, las piernas ligeramente separadas y los ojos cerrados. Respira relajadamente, siéntete en paz y descansado.

Vamos de la cabeza a los pies.

Relaja los músculos de tu cara. Nota cómo desaparece cualquier signo de crispación: la tensión de la boca, el ceño fruncido, la mandíbula apretada...

La relajación avanza hacia tu cuello y tus hombros. Nota cómo se relaja esa zona en la que se acumulan muy a menudo las tensiones, y cómo se extiende una corriente de tranquilidad hasta llegar a la punta de los dedos de tus manos. Siente entonces su peso sobre el suelo.

Ahora la corriente de tranquilidad baja por tu columna hasta la espalda y abdomen. Nota cómo pesan sobre el suelo. Cada vez más y más. Como si tu cuerpo fuera una manta mojada. Tu cuello se afloja, deja que esa sensación desciende hacia tu espalda.

Las nalgas se relajan, pierden volumen, se extienden más y más. El arco lumbar casi toca la superficie de apoyo. lo mismo ocurre con tus piernas. Los pies se abren hacia los costados por su propio peso. El relax llega hasta las puntas de tus dedos y ahora recorre todo tu cuerpo.

Una vez que hayas relajado todo tu cuerpo, disfruta de este estado y relaja tu mente. Afloja tu cuerpo con cada nueva espiración. Siempre es posible estar un poco más relajado. No te esfuerces , deja fluir esa sensación. cuando te apetezca, actívate de modo progresivo. Comienza a mover los dedos de las manos, de los pies, los brazos, desperézate... y por último abre los ojos. ¿A qué te encuentras mejor?